La seguridad alimentaria es una de las principales preocupaciones de los consumidores, especialmente cuando se trata de sustancias químicas procedentes de los productos plásticos que aparecen en los alimentos que consumimos.

Los fabricantes de productos plásticos y en particular de precintos de seguridad para garantizar la originalidad y trazabilidad de los jamones, deben generar y demostrar confianza al consumidor cumpliendo la fuerte legislación aplicable a los materiales en contacto con alimentos. Lo contrario comprometería gravemente la responsabilidad tanto de los fabricantes de precintos como de las industrias de jamones.

En conclusión, no basta con decir que se cumple la norma en una declaración, se debe respaldar con los correspondientes análisis de migración global y específica realizados por
un laboratorio externo acreditado por la Unión Europea, para garantizar que el plástico no
va a provocar problemas de toxicidad para el consumidor.